Llegó un día un hombre ante el profeta, se le veía muy preocupado, lo saludó con el saludo del Islam y se sentó a su lado, acto seguido dijo:
-Dime, OH Profeta, tengo muchos parientes y muchos amigos a los que amo y a los que deseo cuidar y ayudar. Pero a menudo me resulta difícil decidir quien de ellos tiene mayor derecho sobre mí. ¿Quien de ellos debe ser el primero?
El Profeta Muhammad ( PBD) le respondió:
-Tu madre debe ser la primera,
antes que ningún otro.
El hombre sonrió complacido, pero como tenía otros muchos parientes y amigos en quienes pensar, preguntó:
Y después de mi madre ¿Quien tiene mayor derecho sobre mí?
El Profeta, volvió a responderle:
“ !Tu madre¡”
El hombre frunció el seño y se dijo, habré escuchado bien, porque se está repitiendo Muhammad, o será que no he preguntado bien, así que repitió nuevamente su pregunta, dijo:
Lo que quiero saber es, después de mi madre, ¿Quién tiene el mayor derecho sobre mí?
Otra vez, Muhammad pronunció las mismas palabras:
Tu madre, tu madre, tu madre.
El Profeta lo había repetido tres veces.
El hombre comprendió entonces que el Profeta le estaba resaltando lo importante que eran los deberes de un hijo hacía su madre. Pero aún así, pensó ¿que hay de todos los demás a los que quiero y deseo cuidar? Y volvió a preguntar:
Y después de cumplir con mis deberes hacía mi madre ¿Quien viene después de ella? ¿Existe alguien aparte de ella?
El Profeta le respondió:
Después de tu madre, tu padre.
Y después. Preguntó el hombre.
Tus parientes cercanos. Le dijo el Profeta.
El hombre se despidió lleno de alegría y se repetía así mismo: Debo cuidar a mi madre antes que a nadie y después a mi padre y luego a mis hijos, abuelos, hermanos y hermanas y a los demás parientes.
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