EL PROFETA Y LOS NIÑOS
Muhammad, la paz y bendiciones de Dios, sean con él, disfrutaba de la compañía de los niños. Se sentaba a hablar con grupos de ellos. Les contaba historias, les hacía bromas, les daba palmaditas en la cabeza y les besaba.
Los niños vivían encantados con el amor que recibían del profeta y buscaban su compañía. Los más pequeños anhelaban estar a su lado: El los alzaba y cuando llegaba la temporada de dátiles, les daba los primeros frutos a ellos.
Uno de esos días, pasó un beduino y se sorprendió al ver al Profeta rodeado de niños felices y sonrientes, no podía creer lo que sus ojos veían. El enviado de Dios con niños que ni siquiera eran sus hijos, dejándose tocar por estos y lo que es peor aún, pensaba, besándolos.
El beduino se acercó al Profeta y le dijo: “Yo tengo diez hijos, pero nunca he besado a ninguno de ellos y como es que besas a los que no son nada tuyo.”
El Profeta se entristeció por lo que acababa de escuchar. Tal era la dureza del corazón de ese hombre, que no era capaz de mostrarles cariño a sus hijos. El beduino no sabía que amar y cuidar a los seres queridos y, en especial, a los niños era una bendición de Dios.
El Profeta quería ayudar a este hombre pero sabía que existía un gran obstáculo en el camino. “Como puedo ayudarte yo – le dijo el Profeta- si Dios ha quitado de tu corazón todo el amor y la amabilidad” y le aconsejó que fuera amable y no le diera miedo de mostrar su amor por sus hijos y por los demás y que suplicara a Dios sanara su corazón.
"ALLAH ES LA LUZ DE LOS CIELOS Y LA TIERRA"
MEZQUITA ESTAMBUL DE BOGOTA
Calle 45 A No. 14-81 (esquina) mezquita_estambul@yahoo.com
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