jueves, 2 de octubre de 2008

Allah es mi testigo y fiador

ALLAH ES MI TESTIGO Y FIADOR

Eran tiempos difíciles y Al Din quería salir a otras tierras en busca del favor de Allah, pero no tenía medios económicos, por lo que fue hasta donde Mustafa y le solicitó un préstamo. Le contó de sus necesidades y planes y le dijo que necesitaba mil dinares.

Mustafa no mostró ningún reparo pero exigió como era lo usual dos testigos para formalizar el préstamo y un fiador que lo respaldara.

Al Din le respondió: Mi Testigo es Allah, Allah es testigo del préstamo que me vas a hacer y de que te lo voy a devolver.

Esta respuesta sorprendió a MUSTAFA, un hombre muy piadoso, por lo que le dijo a Al Din, que aceptaba a Allah como Testigo; pero que necesitaba un fiador que respaldara el cuantioso préstamo, en caso de que no cumpliese.

A esto Al Din respondió: Mi fiador también es Allah.
Esto sorprendido más a Mustafa, quien le interrogó:
“¿Propones a Allah como Fiador?”
Al Din asintió y Mustafa al ver su seguridad, le aceptó a Allah como fiador.
Al Din recibió los dinares y se estableció como plazo para la devolución del préstamo un año. Acordaron fecha exacta y lugar para ello.

Al Din viajo en uno de los barcos a comerciar por las islas. Le fue bien en los negocios y se estableció en una de ellas. Faltando unos días para el plazo acordado, Al Din estaba ya dispuesto a regresar a la ciudad de MUSTAFA para entregarle los dinares, pero no pudo partir. La isla fue azotada por un fuerte vendaval que impidió que los barcos zarpasen. Esto lo entristeció, y se decía así mismo:

“No puedo fallarle a Allah, No puedo Fallarle a Allah, No puedo fallarle a Allah…. Allah es mi testigo y mi fiador.”

De pronto le vino a la mente una forma de cumplir con su compromiso. Observó como las aguas arrastraban los árboles caídos y recordó que esos árboles eran arrastrados por la corriente hasta donde vivía Mustafa, por lo que no dudo en tomar un árbol y le hizo una abertura donde guardó los dinares y luego lo lanzó a la mar. Suplicó a Allah protección y buena fortuna para que ese árbol llegase hasta Mustafa y exclamó: ¡OH Allah, tu eres testigo de que cumplo con mi compromiso¡

El árbol flotó y flotó hasta ser lanzado por las olas hasta la playa del puerto donde vivía Mustafa, quien pasó por el lugar y al verlo dijo ese tronco me servirá de leña. Lo llevó a su casa y comenzó a cortarlo. Su sorpresa fue enorme cuando vio brillar algo en el interior del árbol, observó detenidamente y vio que eran dinares. Los contó y se asombró más, eran exactamente mil dinares. La misma cantidad que le había prestado a Al Din, a quien se había quedado esperando para que le devolviese sus dinares.

Y entonces se dijo: yo le acepte a Al Din a Allah como Testigo y fiador. Allah me ha pagado. Allah era su fiador y recogió el dinero y le contó a su mujer lo sucedido.

Pasó un tiempo y el clima mejoró, Al Din pudo coger el barco y volvió a su ciudad. Iba dispuesto a disculparse con Mustafa y ha entregarle sus dinares. Cuando Mustafa lo vio, corrió hacía él y lo abrazó efusivamente. Con lágrimas en los ojos Al Din se disculpó por no haberle cumplido en la forma acordada. Mustafa le respondió que sus dinares ya le habían sido pagados por el fiador. Allah me pagó los mil dinares y le contó lo sucedido.

Al Din se sorprendió y relató lo que le había acontecido a él. Y como no queriéndole fallar a Allah había puesto mil dinares en un tronco. Y Allah era su testigo.

Y los dos comprendieron que lo que había sucedido era una cosa increíble y que a Allah siempre hay que tenerlo en cuenta. Y que nuestro mejor testigo y fiador es Allah.